¿Es posible disfrutar de las dunas en Castilla y León? Aunque muchos puedan sorprenderse de la respuesta, sí que se puede. En la provincia de Valladolid nos encontramos con el pinar de las Arenas, que como su nombre nos permite intuir es un espacio donde la arena es la protagonista. Pero no estamos ante unas dunas convencionales, sino de unas dunas que aparecen alrededor de los pinos, dándole un toque mágico a un lugar ideal para hacer rutas a pie o en bici, pero sobre todo para salir de excursión junto a nuestro perro.
Nos encontramos en una extensa zona situada entre los municipios de Portillo, Santiago del Arroyo, Aldeamayor y Camporredondo, el más cercano al pinar de las Arenas. La enorme masa forestal por la que discurre esta ruta está salpicada de caminos y tramos de cañada; y la presencia de dos carreteras como la VA-V-2052 y la VA-V-2053, nos permite diseñar nuestra ruta a nuestro antojo, pudiendo alargar o reducir el recorrido según el tiempo que tengamos, nuestra condición física, el cansancio, etc.
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El pinar de las Arenas
A lo largo de los años se fueron depositando sobre la tierra arenas procedentes del corredor que crean el valle del Duero y el curso cambiante del Cega. La diferencia entre esta zona y otros puntos de la geografía vallisoletana es que aquí la vegetación fue la encargada de retener las arenas, de manera que se acabó conformando el paisaje actual. Unas dunas continentales fijadas por los pinos, que se levantan en pleno bosque y que no siempre son fáciles de reconocer ya que a veces es la propia naturaleza la que las cubre.
En cualquier caso, es impresionante la imagen de un pino -el negral es el más abundante en esta zona- saliendo de la cresta de la duna. Pero quizá lo más espectacular sean los días de viento, en los que se puede observar claramente el movimiento de las arenas en los páramos del entorno. Desde el pinar en sí tenemos dos opciones para continuar nuestra ruta, siempre rodeados de arenas, dunas y unos pinos que nos recuerdan la importancia que tuvo en su día el negocio de los pinos (madera, leña, resina, piñas y piñones) en la zona.
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Fuente Mínguez
Nuestra primera parada, a unos 7 km. del Portillo, es el abandonado Caserío de las Arenas, situado junto al área recreativa de Fuente Mínguez. El Caserío, ahora deshabitado, fue en su día un secadero de semilla de pino, antaño importante motor de la economía local. Sin embargo el negocio de los pinos y las piñas desapareció hace unos 40 años, y ahora lo que queda es el caserío y una serie de esculturas naturales, obras del paso del tiempo y de los caprichos de la naturaleza, como los troncos de unos pinos con formas inverosímiles.
Podemos pasear sin rumbo fijo alrededor del área recreativa y el Caserío y dejarnos ensimismar por la espectacularidad de sus pinos y de las dunas que los rodean, como si el árbol tratase de zafarse de la propia duna. Junto al área recreativa, donde tanto nosotros como nuestro perro podemos disfrutar del merecido almuerzo, hay un plano que nos marca nuestro siguiente parada, la ermita de Compasco. Llegaremos a través de un camino blanco, algo más de 5 km. siempre favorables. Hay indicadores que nos señalan el destino.
Ermita de Compasco
A través de este camino, siempre con el Portillo de fondo y un paisaje que nos recordará más a la sabana que a los bosques vallisoletanos, llegaremos a la Ermita de Compasco, que alberga una imagen de la virgen románica, la Pinariega. Junto a la ermita se ha creado un paseo accesible para personas de cualquier edad, y puede ser otro punto de partida para nuestra excursión ya que nos ofrece rutas de diferentes distancias y dificultad.
La cosa no acaba aquí, ya que justo detrás de la ermita se han habilitado unas instalaciones en las que podemos pasar el día disfrutando de la naturaleza y de estos paisajes únicos en el corazón de Castilla y León. En ocasiones, el Ayuntamiento de Aldeamayor permite a los excursionistas pasar la noche allí, aunque antes tendremos que solicitar el permiso. El paisaje se completa con una extensa zona verde, rodeados de pinos, dunas y algún que otro humedal que completan un paisaje de ensueño.